24.7.11

Poco y Mucho

Soy de las que da sin esperar nada  a cambio, de las que hacen sin esperar que el otro haga para agradecer. Yo hago y doy porque quiero, porque soy así. A veces recibo gracias, a veces insultos, a veces simplemente no recibo nada. Pero ya estoy acostumbrada a esto. No me molesta.

Con el cariño me pasa lo mismo, soy de las que da mucho pero mucho, exageradamente mucho, y con lo que recibo no me alcanza. Pasa que en este caso si me afecta, porque soy una tierna de la vida, te puedo hacer todos los deberes si eres mi amigo de verdad y si te quiero mucho, te puedo regalar con caja y lazo al que me gusta si te gusta a ti también, te puedo dar todo mi crédito del celu para que soluciones tus problemas amorosos. Pero llega un momento, en el que la necesitada soy yo; necesito que me hagas los deberes, que me prestes crédito, que me preguntes como estoy, y es ahí cuando trato de ver quién es esa o ese amigaso de la vida que se acuerda del día que le presté el crédito, le hice los deberes o lo ayudé con sus problemas amorosos el que reconoce que  Nidya también es de carne y hueso, pero no, nadie se da cuenta y yo me consuelo con mi frase preferida 'así es la vida'.  No sé si es que yo espero mucho, o si es que el otro no se da cuenta de nada porque mi cara de comiquísmo no lo deja ver mas allá. Es algo que nunca pude entender. Entender porque esas personas a las que tú les das tanto te ofrecen tan poco. Por eso tomé el camino del dar sin esperar nada, hacer sin esperar que en algún momento te hagan. Favor se devuelve con favor y todo vuelve no juegan en esta parte de mi vida.
 Hace un par de días recibí un mail de una de esas amigas a las que no veo hace mucho, una de esas amigas que jugaban conmigo en el cole, esas amigas que se reían de mis chistes y me levantaban cuando me caía en el recreo. Esa amiga que dejé de ver por  decisión propia 'no quiero verlas, ya no son mis amigas' Sí, ella me escribió y me dijo que me extraña, que se acuerda cuando le contaba de mis historias, que se acuerda de mi pelo lleno de frizz. Ella a la que no quería ver me demostró más amor que el resto. ¿Será que uno tiene que irse para que lo quieran más? ¿Será que hay gente más demostrativa que otra? ¿Será que soy una tarada? La verdad,no sé. Yo tengo mi verdad, mi punto de vista, mi manera de pensar. Y no, no quiero que me hagan un monumento a la buenitud. No quiero que desde mañana todos me quieran más. Me acostumbré a arreglármelas sola, a llorar en secreto cuando tengo pena y reír en público para que todos se rían.
Hace unos días me devolvieron todo ese cariño que doy y se queda en el aire , y me lo devolvieron con un mail, -algo que yo no valoro mucho porque la gente en letras te dice muchísimo pero en realidad, muchas veces,es todo mentira- pero este fue distinto, inesperado. Viví años esperando que un poco de todo lo que hago por el otro me regrese y en un minuto, un mail me demostró que alguien, en algún lugar se acuerda de mí, de mis chistes y de mi pelo con frizz. Y me quiere, le importo. Eso me demostró que lo que hago vale la pena y que en algún momento, así de inesperado, voy a recibir diez mil veces más.




Y como les venía contando la vida me está sorprendiendo locamente, estuve casi un mes ausente, comprendan que ser adolescente desde ya es bastante complicado y Milenita (mi computadora) estuvo rota, ya estoy de vuelta otra vez. Con 16 años y con el pelo un toque más largo. 




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