Whatever I Choose.

Llegó el último año de cole y llegaron esos días grises, esos días de frustración y miedo. En menos de 365 días voy a estar en la facultad, voy a tener elegido un camino para mi vida. Voy a elegir que ser, voy a decidir parte -gran parte- de mi destino. Tengo la suerte de ser libre, de no tener a una mamá eligiendo por mí. Puedo elegir yo misma y hacerme cargo, también, de lo que sea que elija. 

Soy libre y ese es el problema, saber que con cada decisión puedo herir a alguien, decepcionar a otro y hacer feliz a otros muchos. Siempre supe la diferencia de ser adulto y ser niño. Pero vivirlo, supera cualquier historia contada o peli yanqui. Hoy empecé a elegir, a decidir por mí. Porque quiero y porque me canta. Hoy sé que cualquiera sea la cosa que elija, por más mínima -Desde que perfume voy a ponerme hoy hasta que voy a hacer el fin de semana- va a estar bien. Ahora decido yo, y no voy a ser perfecta. Pero esa es la idea; seguir aprendiendo, seguir cometiendo errores, seguir cayéndome para levantarme con más ganas. Por primera vez en mi vida siento que puedo hacer lo que quiero y por primera vez estoy convencida que lo que sea que haga y  lo que sea que diga va a estar bien.

La vida está en constante cambio, hoy estas aquí y mañana estas allá. Pero nadie dijo que tenemos que estar siempre en lo correcto. Hoy más que nunca quiero elegir sin miedo, elegir sin tener que cargar una mochila pesada en la espalda. Elegir porque lo que sea que elija va a estar bien, porque me va a hacer feliz. Porque hoy me toca olvidarme del resto, de lo que me digan los demás. Nadie es mejor el otro, nadie es peor que el otro. Todos somos distintos y especiales. Y nadie, nadie, nadie! tiene derecho a decirte que hacer. Así que  hoy tengo ganas de dormir y no hacer deberes. Pues eso es precisamente lo que voy a hacer.

Y si alguien tiene algo para decir, se puede ir a la recalcada concha de la lora puta!

Porque yo, al único que le tengo que rendir cuentas es a Dios.